Hace unos días estuve en el pueblo y el sonido ambiente ya tenía un sabor inconfundible, los tambores atronaban sin tino. Estamos a las puertas de ese pintoresco ritual que mirado con cierta (agnóstica) distancia tanto asombra (y desazona).
Sirva este texto
de Carmen de Burgos Colombine sobre las saetas como mi contribución al ritual… que no al rito.
Es sabido que todo escritor permanece vivo mientras tenga algún lector, les sugiero la lectura de este libro de Colombine.
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