El sábado 13 de julio de 1935 se celebró en el Teatro Olympia de Barcelona una sesión de ópera flamenca
con la participación, entre otros, de Niña de los Peines, Guerrita, Pepe Pinto, Canalejas, Esteban Sanlúcar, Niño Ricardo… que Sebastià Gasch comentaría veinticinco años después
2 comentarios:
Se nota a leguas en el texto de Gasch la "sombra" de Fernando el de Triana: «… y lo primero que aparecía era un puñado de niños cuajaditos… », «… pedían a gritos la reaparición de Herodes… », etc. etc.
Un plagio del amigo Gasch en toda regla… :-)
Un abrazo, primo
Qué tufo tan repelente echa este artículo, ni que el flamenco fuera una marioneta suya. Gasch miente como un bellaco, en 1935 no fue cuando "empezaron a ofrecernos con bastante frecuencia la mal llamada Opera Flamenca", ya que el nombre empezó a utilizarse en 1927 y se aplicó a lo que anteriormente se conocía como Cante Jondo y se ofrecía desde 1922, a raíz del Concurso de Cante Jondo de Córdoba. Gasch era un antiflamenquista feroz que no dice con qué nombre habría que referirse a la Ópera Flamenca para que estuviera bien dicho y eso le permite insultar a los mejores cantaores de la historia, gente como Marchena, Niña de la Puebla, Vallejo, Guerrita y un largo etc. porque fue una época espléndida de Cante, refiriéndose a ellos como "siniestra caterva" y clamando por la reaparición de Herodes, lo que habla por si solo de su mala sangre.
Y esa es la larva de un movimiento de infausto recuerdo que vino con la pretensión de revalorizar unas formas cantaoras que estaban muy lejos de igualar. Rebobina atrás 25 años hasta 1935 para echarle las culpas a los "fandanguilleros" (sí sí, Escacena, Centeno, Pena Hijo, Niño del Museo, Niña de Linares, Carbonerillo, Valderrama... ya que así es como los llamaba este energúmeno) pasando por alto que lo que desbarató el movimiento fue nada menos que la guerra civil que le costa la vida a algunos cantaores y el exilio a otros. Menudo caradura estaba hecho, que te lo dice el Olivo.
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