se celebró en el Parque Mola (en la actualidad Parque del Castillo) de Zamora
el VII Festival de Cante Grande
con la participación, entre otros, de Fernando Terremoto (Beni de Cádiz que aparece en el cartel, obra de
Alfredo del Cueto, fue sustituidopor Chocolate).
Crónica del festival
y del “incidente”
producido a pie de escenario.
Una misa (eso sí, flamenca)
con la participación de Fosforito y Juan Habichuela fue el prólogo a la jornada de Cante Grande.
(Doy las gracias a mi amigo José Ignacio Primo que me mandó el programa de mano como respuesta a mi pregunta de si Terremoto había cantado alguna vez en Zamora)
Adenda del 22-11-2014
Una falta de concreción por mi parte llevó a mi buen amigo José Ignacio a "olvidar" que Terremoto también actuó en el V Festival de Cante Grande que tuvo lugar en 1975. Me envía:
El programa de mano
La crónica publicada en Correo de Zamora
Reseña de la misa flamenca que se celebró el día anterior al festival
y, a petición mía, esta breve pero sustanciosa crónica
A principios de los años 70 los Festivales de Flamenco ya estaban en marcha en Andalucía, pero aún no se habían extendido por el resto de la geografía española. Zamora sería pionera en ofrecer un festival de este tipo fuera de la comunidad andaluza. Debo reconocer la inestimable ayuda de mi buen amigo Fosforito para iniciar la andadura del festival de Zamora. En aquella época, hace ahora más de cuarenta años, había que mantener conversaciones personales con los artistas antes de firmar un contrato, que servía de muy poco porque se incumplía con facilidad, y explicarles que llegar a Zamora no era tan complicado, aunque se acercaba a las diez horas de viaje por una carretera poco recomendable. Fui a Jerez a ver a Terremoto y después de súplicas y vino conseguí que se decidiera a venir en compañía de Manuel Morao, para ello cogerían un taxi. Vino con su mujer, que ya no quería dejarlo solo, y Juan Morao, padre de Moraíto, en vez de Manuel. En aquellos años la alteración de los programas era frecuente por incumplimiento del artista a última hora. Terremoto se sintió cómodo en la ciudad, al menos permanecían dos o tres días con nosotros, ayudado por el vino tinto de Toro, y cantó de manera magistral, dejándonos una seguiriyas memorables que aún perduran en el recuerdo. Su actuación no solo no pasó desapercibida, sino que dejó una profunda huella.
Adenda del 22-11-2014
Una falta de concreción por mi parte llevó a mi buen amigo José Ignacio a "olvidar" que Terremoto también actuó en el V Festival de Cante Grande que tuvo lugar en 1975. Me envía:
El programa de mano
La crónica publicada en Correo de Zamora
Reseña de la misa flamenca que se celebró el día anterior al festival
y, a petición mía, esta breve pero sustanciosa crónica
A principios de los años 70 los Festivales de Flamenco ya estaban en marcha en Andalucía, pero aún no se habían extendido por el resto de la geografía española. Zamora sería pionera en ofrecer un festival de este tipo fuera de la comunidad andaluza. Debo reconocer la inestimable ayuda de mi buen amigo Fosforito para iniciar la andadura del festival de Zamora. En aquella época, hace ahora más de cuarenta años, había que mantener conversaciones personales con los artistas antes de firmar un contrato, que servía de muy poco porque se incumplía con facilidad, y explicarles que llegar a Zamora no era tan complicado, aunque se acercaba a las diez horas de viaje por una carretera poco recomendable. Fui a Jerez a ver a Terremoto y después de súplicas y vino conseguí que se decidiera a venir en compañía de Manuel Morao, para ello cogerían un taxi. Vino con su mujer, que ya no quería dejarlo solo, y Juan Morao, padre de Moraíto, en vez de Manuel. En aquellos años la alteración de los programas era frecuente por incumplimiento del artista a última hora. Terremoto se sintió cómodo en la ciudad, al menos permanecían dos o tres días con nosotros, ayudado por el vino tinto de Toro, y cantó de manera magistral, dejándonos una seguiriyas memorables que aún perduran en el recuerdo. Su actuación no solo no pasó desapercibida, sino que dejó una profunda huella.
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